Tresviso
Distancia: 11,6 km (ida y vuelta)
Duración: 5,30 horas total
Desnivel acumulado: 811 mts más bajada.
Dificultad: media.
ACCESOS: Accedemos al desfiladero de la Hermida (N-621) desde Potes (Cantabria) por el sur o desde Panes (Asturias) por el Norte. Unos metros antes de llegar al pueblo de la Hermida si se viene desde Panes, encontramos la Central Eléctrica del Urdón y junto a ésta un pequeño parking donde dejaremos el coche. En éste punto comienza la ruta, donde veremos, además, un cartel que la describe. Es conveniente apuntar que se trata de un parking muy pequeño de apenas una docena de plazas por lo que es aconsejable madrugar un poquito para encontrar sitio.
La popular ruta de subida a la localidad de Tresviso desde Urdón se trata en realidad de una magnífica obra de ingeniería. Su historia se remonta a mediados del siglo XIX cuando se construye éste camino para bajar el material extraído en las minas de Cinc existentes cerca de la localidad de Tresviso.
El mineral se bajaba por ésta vereda para ser cargado en barcazas y conducido hasta el mar por el río Deva a través del desfiladero de La Hermida. Esta obra se ha conservado hasta nuestros días en perfecto estado gracias al aislamiento de la zona y así hoy podemos disfrutar de uno de los lugares más espectaculares del Parque Nacional de Picos de Europa.
Remontaremos el barranco labrado por el río Urdón hasta su parte alta, donde se enclava el municipio cántabro de Tresviso en un espectacular recorrido. Comenzamos andando junto al río Urdón y a pocos metros nos encontramos con la Central Eléctrica del Urdón e inmediatamente después cruzamos un puente para continuar por el camino con el río ahora a nuestra derecha. La vereda nos va adentrando en un barranco húmedo y con una frondosa vegetación de sauces, laureles, avellanos y alguna que otra higuera emergiendo entre la roca. Tras éste primer tramo que discurre llano junto a las cristalinas aguas del río Urdón, cruzamos de nuevo un puente que deja ahora el río a nuestra izquierda.
Tras cruzar éste último puente comienza la parte más dura del recorrido y el camino empieza a trazar continuos zig-zags mientras vamos remontando el barranco muy cerrado en un principio, hasta que después ganamos altura y el paisaje se abre al tiempo que llegamos al Balcón de Pilatos. El Balcón de Pilatos es un impresionante desplome sobre el barranco labrado por el río Urdón que ya se nos pierde a la vista en el fondo del mismo. Comenzamos a disfrutar de una impresionante vista del otro lado del barranco poblado por un tupido bosque y podemos ver el planeo del buitre sobre los paredones donde establecen sus buitreras. También comenzamos a ver cabras y vacas por los prados con las que elaboran en famoso queso picón de Tresviso. Llamada la población Tresviso ( En Latín: Tras el avísmo).
Una vez superado el Balcón de Pilatos el camino se suaviza un poco y pasamos junto a los restos de bocaminas que cercioran el pasado minero de la zona. Desde éste punto ya vemos aparecer la población de Tresviso al fondo. Tras pasar por los invernales de Prías hacemos un último esfuerzo para superar una pequeña loma herbosa detrás de la cual se asienta nuestro destino.
Superado éste último tramo damos vista claramente al pueblo de Tresviso asentado en una pequeña hondonada al abrigo de los vientos y rodeado de hermosos y verdes pastizales, en ésta ocasión la primavera ha desplegado un hermoso y colorido manto de flores sobre ellos. Los últimos metros transcurren por un coqueto camino empedrado que nos adentra en las retorcidas calles de Tresviso. Aquí encontraremos un cobertizo de madera con bancos y mesas donde podemos comer plácidamente, para posteriormente comenzar el descenso.
Aquí intentamos descender por la Pasá del Picayo hacia San Esteban, pero el tiempo se nos echaba encima y nos cogería la noche, por tanto decidimos de mutuo acuerdo darnos la vuelta.
Como dice un buen amigo, las montañas permanecen en su sitio durante mucho tiempo jejejeje.
Descendiendo campo a través.
Ya volviendo a coger la senda de los tornos que nos llevarían de nuevo hasta Urdón donde teníamos el vehículo, cabizbajo al desistir de la Pasá del Picayo pero pensando en prontamente afrontarla con ilusión renovada.